Esta pequeña casa fue antes un establo, de 200 años de antigüedad. Tras seis meses de proyecto y reforma se convirtió en una idílica vivienda contemporánea que disfruta de un paisaje lleno de luz y naturaleza.
Destaca la entrada luminosa, donde dos Plastic Chair de los Eames (versión balancín) asumen el protagonismo decorativo de este espacio social y de transición entre el interior y el exterior.
Esta pequeña vivienda de 50 m2 cuenta con un amplio comedor-estar; cocina abierta al exterior, baño, dormitorio en planta baja y una segunda habitación en el altillo. La decoración es sencilla, cuidada y atemporal, con mobiliario de marcas conocidas y varias obras de arte. Destaca la luminosidad del espacio, que aportan la claraboya y el gran ventanal.
En el baño, como en la cocina, se han conservado las antiguas paredes de piedra. Para el suelo, muros y muretes se ha empleado un cemento especial con efecto estucado.
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