La zona central de la vivienda está compuesta por una cocina abierta al salón-comedor, pero al abrir la puerta de la calle nos encontramos con una pequeña entrada, donde un pequeño muro cumple la función de separador de ambientes sin restar claridad al conjunto. Éste además crea una superficie sobre la que colocar muebles bajos de almacenamiento.
Y si es cuestión de detalles... ¡hasta el extintor va a conjunto! se ha pintado de negro y forma parte de la decoración.
En la cocina se combina el blanco y negro, predominante siempre en el estilo nórdico, y muebles de líneas rectas sin tiradores. Sencillez que permite integrar la cocina en el salón.
Aquí destaca el gran espacio de almacenamiento y la doble función del muro que separa la entrada, puesto que sirve para colocar la televisión.
En el salón-comedor destacan las texturas: pared de ladrillo visto, la alfombra, los textiles... con zonas debidamente diferenciadas.
En el dormitorio se ha optado por pintar las paredes en gris oscuro, al igual que los textiles y un espejo es el encargado de potenciar la luz. Cuenta además con un altillo para una segunda cama.
Para terminar, el baño. Blanco impoluto, con los toques decorativos de las láminas de la pared y la planta.
En el próximo post... 'Vivir cómodamente en 50 m2'
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